"El agua es vida, en el oasis la vida gira en torno al preciado liquido, la buena gestión de los recursos marca la diferencia entre la vida y la muerte"
En Marruecos, la región presahariana presenta un clima desértico con matices continentales y temperaturas medias anuales en torno a los 20 grados, se alcanzan temperaturas máximas que rondan los 50 grados en los meses de julio y agosto con mínimas entorno a los 5 grados en el mes de diciembre. Las escasas precipitaciones que se producen se dan de manera esporádica fundamentalmente entre los meses de marzo a mayo.
Las condiciones climáticas y la falta de aguas superficiales condenan a los habitantes de los oasis, a buscar agua bajo tierra para transportarla a través de canales subterráneos, un sistema ancestral de riego como conocido como Qanats, Khettaras o Targa , Tamazight en la lengua bereber.
La khettara o qanat es un sistema tradicional y ancestral para la captación y conducción de las aguas subterráneas. El qanat surgió hacia el 1000 a. C., probablemente en la antigua Persia, aunque también se ha señalado que podría ser originario de la península de Omán o del noreste de la meseta de Irán.
Galería de una Khettara |
La khettara consiste en una galería subterránea que al cortar el nivel freático permite que el agua salga por acción de la gravedad. La galería está conectada con la superficie del terreno por unos “pozos” o conductos verticales cada pocos metros. La longitu de de una khettara puede variar desde centenas de metros a varios kilómetros, según sea el gradiente hidráulico, la posición del nivel freático y la cota de alumbramiento.
Para dar una idea de la importancia que tiene este sistema de suministro de agua en áreas desérticas y en particular en la región, se han contabilizado más de 300 khettaras en funcionamiento, con una longitud de 1200 km, que riegan 155 zonas y una superficie total de 12.750 ha (A.M.P.L.E.D., 2008). En contraste con estas cifras, desde 1967 hasta la actualidad han sido abandonadas 262 khettaras, con una longitud total de unos 1700 km, como consecuencia de un importante descenso del nivel freático en diferentes zonas.
Cuando la ketara llega al oasis, el agua desemboca generalmente en forma de cascada, y puede ser contenida por medio de represas y pequeñas lagunas artificiales. Desde allí, las acequias llevan el agua hacia el área cultivable.
La gestión de las aguas canalizadas por las khettaras, obedece a leyes de reparto, "los derechos de agua", que se establecen por el uso. El volumen de trabajo invertido en la edificación de la khettaras, constituye la referencia de apropiación de este recurso, un derecho que se transmite de generación en generación. Estas reglas sirven de base para la organización de los trabajos de mantenimiento y cuidado del sistema.
Toda la población del oasis, se estructura y organiza en torno a las instituciones de gestión del agua. La zona habitada se localiza separada, a unos metros de la zona cultivada. Esta zona, es donde desemboca la khettara y se reparte el agua por las acequias o se deposita en un estanque. El oasis se encuentra perfectamente dividido en pequeñas parcelas separadas por las acequias secundarias que salen de la acequia principal, que cruza longitudinalmente todo el oasis por su centro.
Cada parcela pertenece a una familia que aportó trabajo en el momento de construir la khettara, y hay tantas parcelas iguales como familias participaron. Si hay agua para más parcelas por familia, entonces comienzan de nuevo a dividir tierra comenzando un nuevo ciclo de roturación que otorgará una segunda parcela a cada familia, y luego una tercera, y así mientras llegue el agua.
Los jefes de cada una de las familias, se reúnen en una especie de consejo comunal que adopta la fórmula tradicional de la Jama’a. Este consejo está liderado por el Cheikh, que es elegido por los miembros del consejo y tiene carácter rotatorio. Este consejo, formado por hombres ancianos y notables de la comunidad, toma todas las decisiones relevantes en referencia al mantenimiento de las infraestructuras de riego, el reparto del agua, etc, actuando también como tribunal dirimente de los conflictos que por estos temas pueden surgir.
Los trabajos de mantenimiento y posible prolongación de las khettaras corresponden a los hombres, así como los trabajos relacionados con el cultivo de la palmera datilera. Las mujeres se encargan del: cultivo de hortalizas y cereales, especias y henna.
En el caso de que el nivel del freático baje, es la comunidad y sus hombres la que tendrá que prolongar la khettara, aumentando su profundidad o construir una nueva. Y,en el caso de que estas soluciones fueran inviables, la comunidad se verá obligada a abandonar el oasis y trasladarse a otros lugares donde sí haya agua.
En la actualidad 262 khettaras de una longitud aproximada de 1.710 km se encuentran abandonadas. Las consecuencias del abandono de la cultura del oasis, se traduce en la degradación de los recursos naturales y en la pérdida de cubierta vegetal en general, la desertificación y el avance de las dunas se manifiesta por: el enarenamiento de los palmerales y de diferentes infraestructuras; la pérdida de terrenos agrícolas; la pérdida de biodiversidad; la salinización del suelo. La disminución de los ingresos de los agricultores y el éxodo rural; tiene como consecuencia la continua desaparición de khettaras